- UN TRIBUTO A MI MUNDO INGENUO -

En los años 90', la pintura Naïve, detallista y descriptiva, fue la más indicada para expresarme.
El arte NaÏf embellece la visión de la vida.
Detrás de cada obra “ingenua”, existe una filosofía clara y esperanzada.
Un ser escéptico o egoísta no podría ser un artista naïf.
El Naïf devela el alma de un soñador empedernido.
Y hace más buenas a las personas que lo contemplan.


AMIGOS DEL BLOG.

QUERIDOS AMIGOS:


¡¡¡BIENVENIDOS!!!

Amantes del Tango, románticos, nostálgicos...aquí podrán conocer el alma de Buenos Aires, su música, su gente, bajo la lupa de mi mirada Naïf. Este blog es un recorrido por algunas pinturas de una etapa de mi vida. Breves textos acompañan las imágenes y revelan su fuente de inspiración. Los Tangos escogidos no son casualidad: Gardel es el espíritu amoroso de esa época feliz; Tita Merello, una de las más grandes estrellas del cine argentino, porteña querida, fue la ídola de mi abuela, quien cantaba como ella "...Se dice de mí". Libertad Lamarque, otra diva de aquellos años, apodada "La novia de América", era casi el "amor imposible" de mi abuelo, que admiraba su tersa piel de porcelana. Ambas crearon la modalidad vocal femenina en el Tango. Estas viejas melodías, son las que se tarareaban en mi casa; las escuché de niña y las evoqué con mi pincel. Muchas Gracias! por acompañarme a abrir el baúl de mis recuerdos!!!
Para consultas sobre las obras e imágenes, propuestas o comentarios, deben enviar un mail a gracielabelloarte@gmail.com

CONVENTILLOS DE BUENOS AIRES.


Los conventillos fueron característicos de nuestra ciudad en las primeras décadas del siglo XX. Funcionaron en la época en que miles de inmigrantes llegaban a la Argentina, que recibía con las puertas abiertas a quien quisiera trabajar. El progreso dependía sólo de su esfuerzo. (Esto es tan cierto, como que es la historia real de mis abuelos: el paterno llegado de España y el materno, hijo de inmigrantes italianos).Todos ellos llegaban sin absolutamente nada más que su voluntad de buscar un futuro mejor. En los conventillos se mezclaba gente de todos los idiomas y nacionalidades, principalmente españoles, italianos, judíos y árabes. Los cuartos o piezas se alquilaban por familias u hombres solos. Los baños y el comedor eran compartidos por todos los inquilinos. Estaban estructurados alrededor de uno o varios patios centrales, en los que se reunían para tomar mate, bailar una milonga, lavar la ropa. Estos patios fueron inspiración para obras de teatro que reflejaron la cultura popular: los sainetes. En una de las pinturas, aparece uno de esos típicos patios. Las otras dos muestran el interior de algunas habitaciones tan imperfectas como encantadoras: techos de chapa, algunos ladrillos a la vista, el fonógrafo, gatos, tardes de tangos y romance.


"Milonga en el conventillo", acrílico sobre tela, 60cm x 80cm, año 1994.

"Tangos para una tarde gris", acrílico y collage, 50cm x 60cm, 1996.


"Lluvia, romance y tangos", acrílico y collage, 60cm x 50cm, año 2005.

Les presento a LA MOROCHA .

"La morocha", 50cm x 40cm, técnicas mixtas, año 1996.

La “morocha”, es el prototipo de la mujer argentina, cabello oscuro, tez clara, figura esbelta, musa inspiradora de muchos tangos.
En estas pinturas, la morocha es una “mujer de la noche”, sola, cansada y bella. Recorre las calles empedradas, en un antiguo barrio de la ciudad, que bien podría ser San Telmo, exhibiendo su porte encantador y sus ojos tristes.

"La morocha II", 50cm x 40cm, técnicas mixtas, año 2005.

EL TANGO ARGENTINO y la noche porteña.

El 30 de septiembre de 2009, el Tango fue declarado Patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO. El género rioplatense recibió el “estatus cultural protegido” y nuestra tradición tanguera será preservada como algo valioso para la humanidad.
Enrique Santos Discépolo, uno de sus máximos poetas, definió al tango como “un pensamiento triste que se baila”. Y así es el Tango: nostálgico, melancólico, sensual, indescifrable. Buenos Aires ha sido cuna de numerosos músicos, poetas y orquestas de Tango. A través de algunas obras, he recorrido la ciudad nocturna: bares, boliches, milongas, escenarios, que laten al compás de un bandoneón.


"Perdidos...en una noche de Buenos Aires",
técnicas mixtas, 100cm x 100cm, año 1996.

En esta pintura intenté contar pequeñas historias, contenidas en una gran escena principal, como sub-tramas dentro de una novela. En los distintos sectores de la obra, diversos personajes viven estas historias, solos o acompañados: el hombre que hojea el diario para averiguar si ganó en su apuesta a los caballos; el dúo de amigos, noctámbulos, tangueros, compadritos, que no se cansan de beber; la solitaria señora mayor, que bebe para olvidar sus penas; los dos que cumplen ilusionados la primera cita romántica; la orquesta inmersa en humo azul y partituras que vuelan; la cantante apasionada; las parejas de baile, tan sensuales…como la misma noche porteña, que se esconde en los boliches perdidos en la ciudad…aún hoy.

"Orquesta de señoritas", acrílico sobre tela, 60cm x 76 cm, año 1998.

PAQUITA BERNARDO: mi evocación a una joven transgresora.

Paquita Bernardo (Buenos Aires, 1900-1925), música y compositora de tangos, fue la primera bandoneonista profesional argentina. En esos años se consideraba que los instrumentos musicales propios de las jóvenes podían ser la guitarra o el piano, pero el bandoneón, cuya ejecución obligaba a abrir y cerrar las piernas, era totalmente inapropiado para ellas; Paquita, sin embargo, mientras iba al conservatorio a sus clases de piano, conoció este instrumento y comenzó a estudiarlo a escondidas. Con ayuda de hermanos y amigos logró convencer a su padre que le permitiera continuar con su pasión.
A partir de 1920 comenzó a actuar en diversos cafés y salones, principalmente en el barrio porteño de Villa Crespo, donde nacieron los apodos de "La Flor de Villa Crespo" y de "La Mujer Bandoneón". Iba siempre acompañada de sus hermanos. Nunca vistió pantalones, a veces reemplazaba la blusa por una camisa y corbata. Compuso unas quince piezas musicales, llegó a ser muy popular en su época cuando se presentaba en público y uno de sus temas se lo grabó Gardel. Paquita, que no llegó a grabar ningún disco, falleció sumamente joven, a los 25 años en su barrio natal. Sin saber de su vida tan fugaz, relacioné esta imagen femenina con las mariposas: bellas, frágiles y efímeras, como Paquita. Realicé una serie de dibujos (2005) y una serigrafía: "Bandoneonista I"( 1999), que pueden ver a continuación.

CARLOS GARDEL y su Fans Club.

"Nostalgias del Gardel fans Club", acrílico y collage, 100cm x 100cm, 1998.

Carlos Gardel fue el cantante de Tangos más popular de los años 20’ y 30’.Se convirtió en un mito, ya que además del éxito mundial obtenido en su vida, falleció joven en un accidente aéreo en Medellín (Colombia).En homenaje a nuestro primer ídolo tanguero, el adorado Carlitos, realicé una serie de pinturas inspirada en la devoción que le profesaron sus admiradoras: las denominé “El Gardel Fans Club”. Las imaginé como unas coquetas y soñadoras muchachas, algo ingenuas, que se reunían a escuchar los tangos de Gardel, entre suspiros. Juntaban sus fotos, sus discos, bailaban tangos, una conseguía un autógrafo, otra tocaba el bandoneón…




"Las coleccionistas", acrílico y collage, 60cm x 50cm, año 2004.
Esta pintura inspiró el cuento que pueden leer en este link: 



"Tangos y suspiros en el Gardel fans Club", t.mixtas, 60cm x 50cm, 2005.


"Carlitos fans Club", acrílico y collage, 50cm x 40cm, año 1996.

Cuenta Julio Cortázar, mientras vivía en París: “…Unos amigos me han dejado una victrola y unos discos de Gardel…A Gardel hay que escucharlo en la victrola, con toda la distorsión y la pérdida imaginables, su voz sale de ella como la conoció el pueblo. …Cuando Gardel canta un tango, su estilo expresa el del pueblo que lo amó. …En su voz de compadre porteño se refleja, espejo sonoro, una Argentina que ya no es fácil evocar.”
La pintura "Devota de su voz", de la serie del Gardel Fans club, fue inspiradora del cuento "Ilusión Marina, el éxito que nunca grabó Gardel", cuya autora es la escritora y periodista Catalina Pantuso. La bella historia conserva el mismo espíritu de esta época impregnada de romanticismo...Pueden leerla en este link:
Ilusión Marina, el éxito que nunca grabó Gardel.

GARDEL: un mito popular amado por mujeres, niñas y ángeles.

Gardel murió en 1935, año en que nacía mi madre. Mi abuela contaba, que la tenía en brazos, cuando escuchó la trágica noticia por la radio. Corría el rumor de que algunas mujeres murieron por él. Pensé que se trataba de una romántica metáfora, pero encontré historias que corroboran que al escuchar la noticia de lo sucedido en Medellín, algunas jóvenes se suicidaron.
Gardel fue un hombre de muchos romances y mis pinturas dedicadas al “Fans Club” expresan ese amor desmedido, tanto en la tierra como en el cielo.
El 24 de junio de 2010 se cumplieron 75 años del vuelo definitivo del zorzal criollo



"Así en la tierra como en el cielo", técnicas mixtas, 50cm x 40cm, año 1998.

En el diario "El Nacional" de Bogotá, seis días antes de su trágica muerte, el inolvidable cantor mantuvo el siguiente diálogo con el periodista:
-¿Cuál fue su primer amor?
-He amado muchas veces en mi vida y conservo de ello gratísimos recuerdos, como que en todos mis amores he sido feliz. En ellos he querido de diferente manera según el temperamento de la chica, las circunstancias y el ambiente. Sin embargo, cada vez que me enamoro creo ser ésta la única ocasión en que verdaderamente he querido. -¿Cuál es el tipo de mujer que prefiere?
- Prefiero las latinas, indudablemente, por ser de mi misma raza y por lo tanto comprender más mi temperamento, pero todas las mujeres atractivas e inteligentes me agradan. -¿Es Ud. partidario del divorcio?
- Debido a mi carrera no soy partidario del casamiento.




"Música de ángeles porteños", acrílico sobre tela, 50cm x40cm, año 1997.

- TANGOS INGENUOS -

En el año 1998 tuve el privilegio de exponer mis pinturas de Tango, en uno de los edificios más antiguos de Buenos Aires: “La manzana de las luces”, testigo clave de nuestra historia y sede cultural de la sociedad colonial. La muestra se llamó "TANGOS INGENUOS”: Este título aludía al tipo de pintura y también a una cualidad “ingenua” que yo le encontraba a esos tangos antiguos, impregnados de un cándido romanticismo.

"Tangos ingenuos", técnicas mixtas, 60cm x 50cm, año 1998.



"Tango en flor", acrílico sobre tela, 60cm x 50cm, año 1998.

¿Cómo se viviría el Tango en aquella infancia? Tal vez alguna niña rubia, al son del fonógrafo, haya intentado danzar con su muñeca de trapo, mientras la mirada de Gardel aprobaba desde las empapeladas paredes de su cuarto.
Tal vez alguna otra, más atrevida, espiando las siluetas de una pareja bailando al fondo de un zaguán oscuro, haya osado probarse los tacones de su madre… pintarse las mejillas y los labios de rojo pasión… Estas son las mujercitas que crecieron escuchando tangos, tal como las imaginó mi pincel.

LA TIERNA INFANCIA.


“Y aunque estuviera usted en una cárcel cuyas paredes no dejaran llegar a sus sentidos ninguno de los rumores del mundo, ¿no seguiría teniendo siempre su infancia, esa riqueza preciosa, regia, el tesoro de los recuerdos? Vuelva ahí su atención.”
(Rainer Maria Rilke, “Cartas a un joven poeta”)






"Cuarto de juegos", acrílico sobre tela, 40cm x 60cm, año 1992.



"Tardes de infancia", acrílico y collage, 56cm x 71cm, año 1998.

En estos cuartos infantiles inspirados en distintas épocas, abundan los juguetes clásicos, atemporales: osos de peluche, muñecas de trapo, soldaditos de plomo, el pizarrón con tizas, el tren en miniatura, el caballito columpio, el juego de porcelana para tomar el té, las figuritas con brillantina… Adoro los juguetes que no son moda, con los que jugaba mi madre, con los que yo he jugado, también jugó mi hijo y jugarán mis futuros nietos.

- LA ESCUELA -

Revolviendo una antigua caja de cartón, repleta de fotografías familiares, encontré unas cuantas del típico retrato escolar de fin de curso. Descubrí (en sepia original) las del colegio de mi madre y mis tíos, otras con grupos de niños totalmente desconocidos para mí (quién sabe cómo estarían ligados a la familia) y por supuesto, hallé muchos retratos de mis primeros años escolares y los de mi hermana (un año menor). Tentada ante ese valioso material, pensé en pintar un cuadro: tenía para elegir infinidad de rostros, diversos modelos de delantales blancos o uniformes, distintos patios, algunas plantas, mástiles e imágenes religiosas. Hice mi trabajo de “alquimista” y armé un nuevo grupo, inexistente en la vida pero sí en mi imaginación. Cada niña se convirtió para mí en un ser muy especial: la romántica, la estudiosa, la golosa, la mejor amiga, la simpática, la responsable, la futura intelectual…


"Primer grado con las monjas", acrílico sobre tela, 60cm x 70cm, año 1996.
“Pinta tu aldea y serás universal”.
Hay tantas personas que se identificaron con el patio de baldosas decoradas, la bandera en alto, la virgen en alguna esquina, la maestra bondadosa y regordeta que siempre perdonaba todas las travesuras…o algunas monjas misteriosas que posaban para la foto y luego se esfumaban como fantasmas…que este patio de colegio le pertenece a quienquiera recuerde como un tesoro, aquellos años con sabor a goma de mascar y galletitas dulces para el recreo.

Un tributo a LA FAMILIA.

La familia es tan importante para mí, al punto tal que fue el motivo disparador de mi pintura. Cuando comencé a desarrollar mi obra, los primeros temas que me inspiraron fueron la familia, el mundo de mis abuelos: éste mundo no debía desaparecer, debía ser eternizado. Sentía que debía rendir un tributo a mis queridos abuelos maternos, artesanos innatos, él carpintero, ella camisera y modista. Sus laboriosas manos que todo lo enmendaban y lo hacían florecer, fueron heredadas por mi madre, que arreglaba con la misma dedicación un centro floral de mesa, el disfraz de un nieto, mi tocado de novia. Todas esas manos, precursoras de artista, se unen hoy en mis manos, intentando transmitir belleza, orden, fantasía, armonía. De mi familia materna, los Grisolía, heredo la sensibilidad artística. De los Bello llevo la fuerte personalidad.. Algunas de estas obras las he conservado en mi colección particular y serán un legado de recuerdos para las nuevas generaciones.

- CASAMIENTOS -



"En la puerta del civil", acrílico sobre tela, 60cm x 80cm, año 1995.


A partir de aquella caja de recuerdos familiares, llegaron a mis manos, fotos de casamientos, algunos de gente que yo no llegué a conocer. Tal vez eran primos o parientes de mis padres o mis tíos y fueron a parar allí. El caso es que contaba con imágenes de bodas en sepia original, en blanco y negro y a todo color. A partir de observar estas fotografías antiguas, armaba escenas imaginarias con mi pincel. Nunca me gustó copiar, me aburre, por lo que tomaba datos: fachadas, baldosas, peinados, poses, vestuario… y luego los pintaba como me lo imaginaba, no como una réplica exacta y precisa, no era esa la intención, sino recrear aquel espíritu. Creaba situaciones nuevas a partir de aquellas viejas tomas. Elegí novios, testigos, padrinos, vecinos y niños de distintas fotos y me imaginé algunos nuevos. No quise olvidar el típico baño de arroz a los recién casados, que también aparecía en algunas de las fotos y que me tocó recibir en mi propia ceremonia. El motivo recurrente en algunas de estas bodas era un Registro Civil en el barrio de Belgrano, en el que se habían concretado varias de estas uniones familiares a lo largo del tiempo. Yo sigo viviendo en esa zona y lo he conocido. El “progreso” determinó que en esa sede que guardaba tantas emociones y recuerdos, hoy se levante un moderno edificio de departamentos. Felizmente, queda mi pintura para recordarlo.




"Despedida de soltera", acrílico sobre tela, 70cm x 80 cm, año 1996.


Una costumbre relacionada con las bodas eran las clásicas “Despedidas de soltera”: Evento puramente "Naïf", comparado con los festejos que hoy realizan las jóvenes que aún se animan a casarse. Estas reuniones eran algo muy recatado y formal: se reunían amigas, primas, hermanas de la novia en alguna confitería del centro de la ciudad a tomar el té para agasajarla y despedirla de su soltería. A la reunión no podía asistir ningún caballero. Lo más atrevido era regalar unas ligas a la novia y era muy poco probable que se animara a probarlas, aún entre mujeres. Cada rostro expresa un estereotipo femenino: la amiga fiel, la enamoradiza, la celosa, la bella seductora, la tía y hasta la suegra, que ha conseguido una silla en esa mesa, sin invitación. No falta alguna simpática niña de la familia que se ha colado y ha pedido un helado fuera del menú…

El patio de Soler...y la intimidad de la cocina.

En mi familia, la cocina ocupaba un espacio muy importante: daba lugar a risas, charlas, recetas, pan casero, pizzas, tartas... No poseo buenas imágenes de algunas cocinas de campo que he pintado, pero podré mostrar algunas secciones. La escena no es realista, ya que vivíamos en la ciudad, pero sí es verdadero que mi madre y mi abuela eran inseparables y ambas tenían muy buena mano para la cocina, que las hijas hemos heredado. En el otro fragmento de la obra: las nenas comiendo galletas, una rubia y una morocha. Adivinan quién soy yo? La del moño azul!








Detalles de obra:
"Otro día juntas...", acrílico sobre tela, 50 cm x 70 cm, año 1993.

- EL PATIO REVIVE... -
Mi abuelo materno, Don José, era carpintero. Y había fabricado una enorme pajarera que estaba en el patio. Mi abuela Juana, leonina como yo, amaba las plantas, y su casa, aunque modesta, relucía como un sol. Ella adoraba el perfume de la ropa limpia y recién lavada. No viví en aquella casa de la calle Soler, del porteño barrio de Palermo, pero la he visitado. Y pinté aquel patio tan querido, que revive con alegría cada vez que alguien lo contempla.




"Navidad en el patio de Soler", acrílico sobre tela, 40cm x 30cm, año 1993.

"Los Bello de Galicia" y otros recuerdos...

"Los Bello de Galicia", acrílico sobre tela, 70cm x 80 cm, año 1995.

Para rendir un especial homenaje a la otra parte de la familia (la paterna) pinté la humilde casa de piedra en el pueblito de Orense, Galicia (España), de dónde partió mi abuelo Tomás Bello a la Argentina, alrededor de 1920. Mis padres viajaron a Europa en los años 70’ y fueron a conocer ese antiguo pueblo. Tomaron algunas fotografías de la única hermana que aún vivía en aquella rústica casa, que había permanecido igual por casi cincuenta años. Yo observé secciones de las fotos y recompuse la imagen mucho después, con la viejita Doña Isolina en el centro, sus descendientes y unos vecinos. El lugar era sumamente sencillo, pero los recibieron como reyes. El espíritu de esa casa de piedra, lo guardaré para siempre en lo profundo de mi corazón.

- "RECUERDOS" NO VIVIDOS -


"Momentos en la orilla", acrílico sobre tela, 80cm x 100cm, año 1993.

Al pintar, ingreso en un tiempo cándido y elegante, reviviendo aquel mundo con cierta nostalgia. He visto a mi abuela con uno de esos trajes de baño a rayas, en una desteñida foto color sepia. Y siento que yo también pisé esa misma arena.
Y sin premeditarlo, he pintado tres etapas de la vida: la joven solitaria que carga su canasto y sus conflictos; la mujer acompañada por su pareja enamorada, quien le facilita el camino ; y la madre feliz, de la mano con su hijo, que es la única que mira el horizonte...

El Paraíso, la Primavera, el Picnic de la vida...

Me han preguntado si existe el Paraíso en mi obra plástica naïf. A lo que respondo: El Paraíso significa estar vivo.
Puede hallarse en cualquier lugar: en la alegría del festejo de una boda, en la evocación de la infancia, en olvidados boliches de tangos, en los coloridos conventillos de Buenos Aires, en su río marrón, sus calles, su gente. También podría ser el pueblito de Galicia de donde partió mi abuelo, o un lugar entre las nubes donde siga cantando Gardel. Pero si relacionamos El Paraíso, a la idea del Jardín original, no me he detenido en ello. He pintado algunas mujeres entre flores, casi surrealistas. En estas obras primaverales, la joven y la niña conviven con flores gigantescas, como en un sueño. Intenté expresar mi renovado asombro por la naturaleza que revive cada año y al mismo tiempo, un tono de melancolía por lo efímero de esa misma belleza. He pintado con esmero los pastos; cada brote una pincelada. Quise lograr un pasto mullido, espeso y fresco, donde sea un verdadero placer andar descalza. Al delinear los bellos pies de estas mujercitas, juro que experimenté yo misma esa frescura: el rocío de la primavera.

“Entre girasoles”, acrílico sobre tela, 76 x 91cm, año 1997.

- EL PICNIC -
Es una pintura más sintética que las anteriores, cuenta con pocos elementos pero de alto contenido simbólico: no se trata de un picnic común, sino con mayúsculas. He querido hablar con mi pincel, del Picnic de la Vida. Esta pareja está sentada bajo un árbol frutal, que bien recuerda a aquel del Paraíso. Tienen las frutas al alcance de la mano. El hombre ha aflojado su corbata, se ha sacado el saco y los zapatos que lo oprimen cada día. Ha olvidado por un rato el diario y las noticias, se ha distendido. Con una mirada de complicidad, él ofrece un vaso de vino, y en esa copa va toda la “Invitación al viaje” que con tanta belleza escribió Baudelaire. Ella, entre sensual y precavida, corresponde la mirada y tiene una flor en su mano a punto de ser entregada. Apoyados en el mantel, se encuentran el pan y el vino, que compartirán en esta especie de “comunión” tan especial. Este Picnic a veces dura para siempre. Otras veces, a pesar de las buenas intenciones, hay que suspenderlo por mal tiempo, entonces, se guarda todo en la canasta y cada cual a su lugar. A veces, dura sólo lo que una primavera, y sin embargo sirve para perfumar el resto de nuestra vida.


"El Picnic", acrílico y collage, 46cm x 61cm, año 1998

- UTOPÍAS RECIENTES -


A partir del año 2000 comencé a transitar otra etapa de mi vida y de mi obra. Fui dejando atrás la descripción minuciosa del pasado y de un mundo ordenado, abriéndome a lo fantasioso e imaginario. Me he dedicado a una serie diferente, que llamo “Los equilibristas” o “Pinturas Mágicas”. En esta serie, el cielo, la luna, las noches estrelladas toman mucha importancia. Sigue apareciendo la ciudad, no tan literal como antes, sino más bien como una silueta recortada, sugerida con distintas texturas, a veces casi abstracta. He dejado atrás la experiencia familiar, la anécdota, lo inmediato, para mirar a Buenos Aires, el mundo, la vida, desde una perspectiva más amplia.
Para ver mis pinturas de la nueva etapa te recomiendo visitar mi nuevo website personal :

El Naïf es una utopía bellísima, aunque algo ingenua. Tal vez ahora, la utopía me parece más lejana, pero no cedo en mi intento de atraparla.


“La utopía está en el horizonte.

Camino dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá.

¿Entonces para qué sirve la utopía?

Para eso, sirve para caminar”.


(Eduardo Galeano)